Del 4 de Septiembre de 2006.
Hace mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana llamada el pasado, los psicólogos no existían en la vida de las personas, estaban en sus hospitales atendiendo a los loquitos, pero no se metían en la vida de la gente "normal". Sí tenías un problema, acudías a tu guía religioso (cura, pastor, rabino, etc.) o lo platicabas con tus amigas o amigos, o de plano te lo guardabas porque las cosas tenían que ser así.
Pero de un tiempo para aca, ir al psicólogo es de lo más normal. De hecho, si no estas en terapia, eres raro... Yo creo que por primera vez fui a una psicóloga a los 13 o 14 años, y fui por voluntad propia (contra lo que usualmente pasa con los adolescentes, a quienes tienen que arrastrar a sus consultas). Después de eso, he pasado por varios consultorios, solo para descubrir que no importaba cuanto pagara, nadie me iba a resolver la vida, y basicamente era lo que yo quería, que me resolvieran los problemas, que me dijeran que hacer o que de perdida me dieran un consejo. Pero no, han de quedarse allí sentados preguntandote... Será que no fui a la terapia adecuada, pero al final, despues de 5 años de estudiar teatro, decidí que no necesitaba un psicólogo, necesitaba ponerme los pantalones y dejar de hacerme telarañas mentales (y de paso proyectar mis traumas en las obras que montaba y los personajes que hacía para sacarlos de mi sistema).
Luego, mientras trabajaba en Azteca, el director del programa decidió recomendarme a su psicólogo, que muy bueno... porque, según él, yo tenía problemas de adaptación y conducta. Fue lo peor, fui a una consulta, llore, ya saben, lo de costumbre, pero la siguiente consulta se me hizo tarde y no pude llegar ni avisarle... con la sorpresa de que el doctor en vez de hablarme a mí para ver que habia pasado, le llamo a su amigo para reclamarle que no llegue. Hasta donde recuerdo, al otro le valia madres si habia ido o no... y el doctor pues ni modo, que lastima, no siempre puede uno ir. Obvio nunca regrese, para qué quería volver a ver a un idiota que me acusa con su amiguito como sí tuviera 5 años.
De nuevo, el tiempo me hizo comprender que mis problemas de conducta en Azteca se debían a que me valia un cacahuate quien fuera, nunca tuve la mala costumbre de ser una dejada, y eso no les caia muy en gracia a muchos seres con un complejo de inferioridad tan grande que se sentían superiores, y que usualmente se encontraban en puestos con algo de poder gracias a su capacidad de lamer botas, por no decir otra palabra más fea, pero uno que hace las cosas por el camino difícil, obvio no llegaba a esos puestos. Para el caso, una vez más, el psicologo no sirvio para nada y yo sigo tranquila y feliz, llorando mis penas con mis amigas, platicando con mi novio y de vez en cuando, consultando con mi mamá (a fin de cuentas la adolescencia es una enfermedad que se cura con el tiempo).
Hoy fuimos a ver a una neuropsicóloga para que mi novio hiciera varias pruebas de memoria y cosas de conducta... y fue cuando descubrí porque a la gente le gusta ir al psicólogo... para hacer las pruebas y los test. Siempre es divertido ver tus resultados. Así que la próxima vez que vayas a tu terapia, mejor invierte un cafesito que sale mucho más barato y comprate una revista con test.
Sean felices.
P.D.: A todos los psicólogos que conozco y son mis cuates, ya saben que no es con ustedes, solo fue una reflexión de mi experiencia personal.
Hace mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana llamada el pasado, los psicólogos no existían en la vida de las personas, estaban en sus hospitales atendiendo a los loquitos, pero no se metían en la vida de la gente "normal". Sí tenías un problema, acudías a tu guía religioso (cura, pastor, rabino, etc.) o lo platicabas con tus amigas o amigos, o de plano te lo guardabas porque las cosas tenían que ser así.
Pero de un tiempo para aca, ir al psicólogo es de lo más normal. De hecho, si no estas en terapia, eres raro... Yo creo que por primera vez fui a una psicóloga a los 13 o 14 años, y fui por voluntad propia (contra lo que usualmente pasa con los adolescentes, a quienes tienen que arrastrar a sus consultas). Después de eso, he pasado por varios consultorios, solo para descubrir que no importaba cuanto pagara, nadie me iba a resolver la vida, y basicamente era lo que yo quería, que me resolvieran los problemas, que me dijeran que hacer o que de perdida me dieran un consejo. Pero no, han de quedarse allí sentados preguntandote... Será que no fui a la terapia adecuada, pero al final, despues de 5 años de estudiar teatro, decidí que no necesitaba un psicólogo, necesitaba ponerme los pantalones y dejar de hacerme telarañas mentales (y de paso proyectar mis traumas en las obras que montaba y los personajes que hacía para sacarlos de mi sistema).
Luego, mientras trabajaba en Azteca, el director del programa decidió recomendarme a su psicólogo, que muy bueno... porque, según él, yo tenía problemas de adaptación y conducta. Fue lo peor, fui a una consulta, llore, ya saben, lo de costumbre, pero la siguiente consulta se me hizo tarde y no pude llegar ni avisarle... con la sorpresa de que el doctor en vez de hablarme a mí para ver que habia pasado, le llamo a su amigo para reclamarle que no llegue. Hasta donde recuerdo, al otro le valia madres si habia ido o no... y el doctor pues ni modo, que lastima, no siempre puede uno ir. Obvio nunca regrese, para qué quería volver a ver a un idiota que me acusa con su amiguito como sí tuviera 5 años.
De nuevo, el tiempo me hizo comprender que mis problemas de conducta en Azteca se debían a que me valia un cacahuate quien fuera, nunca tuve la mala costumbre de ser una dejada, y eso no les caia muy en gracia a muchos seres con un complejo de inferioridad tan grande que se sentían superiores, y que usualmente se encontraban en puestos con algo de poder gracias a su capacidad de lamer botas, por no decir otra palabra más fea, pero uno que hace las cosas por el camino difícil, obvio no llegaba a esos puestos. Para el caso, una vez más, el psicologo no sirvio para nada y yo sigo tranquila y feliz, llorando mis penas con mis amigas, platicando con mi novio y de vez en cuando, consultando con mi mamá (a fin de cuentas la adolescencia es una enfermedad que se cura con el tiempo).
Hoy fuimos a ver a una neuropsicóloga para que mi novio hiciera varias pruebas de memoria y cosas de conducta... y fue cuando descubrí porque a la gente le gusta ir al psicólogo... para hacer las pruebas y los test. Siempre es divertido ver tus resultados. Así que la próxima vez que vayas a tu terapia, mejor invierte un cafesito que sale mucho más barato y comprate una revista con test.
Sean felices.
P.D.: A todos los psicólogos que conozco y son mis cuates, ya saben que no es con ustedes, solo fue una reflexión de mi experiencia personal.
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