jueves, 30 de agosto de 2007

La pesadilla de los bancos

Vengo regresando del HSBC, al menos hoy me tocó ir a un solo banco en vez de hacer la visita de las siete sucursales. Voy normalmente a una sucursal en División del Norte que es una micro esquina, donde hay nada más tres cajas para atender.

El problema empieza desde donde estacionarse porque a media cuadra esta un Bancomer y hay varios negocios de pisos y azulejos, dos concecionarias de coches, un autofin y una gasolineria, todo en dos cuadras, así que el tráfico además se pone bien divertido con la gente estacionada en doble fila y un par de cruces de calles conflictivos.

Luego viene el asunto de la puerta, es de esas puertas dobles que hasta que no se cierra una, no abre la otra... y pesan como una tonelada, tratar de abrirla a una mano es toda una hazaña. Luego viene el asunto de hacer fila y aquí es donde la cosa se pone peor. Les contaba que hay tres cajas, de las cuales solo dos funcionaban porque el otro cajero estaba haciendo quien sabe que cosa que tenía cara de reporte. Me pregunto yo, ¿por qué carambas tiene que hacer eso justo en ese instante sí está viendo la cantidad de gente que se está acumulando? ¿Acaso no puede esperar a las 4 de la tarde para escribir lo que quiera que estaba escribiendo? El asunto se agravaba porque en la ventanilla 2 una señora estaba haciendo mil consultas de que sí pidió una tarjeta pero no se la dieron porque ya tenía otra tarjeta y ya no seguí poniendo atención, pero la cajera estaba llamando por teléfono y revisando su expediente y dandole toda la asesoría allí mismo. Que padre de la cajera, pero me preguntó entonces para qué tienen a los ejecutivos de cuenta allí, en el piso de arriba. Jamás he subido, pero no creo que tengan tanta fila como abajo.

Entonces, de tres cajas, solo una estaba atendiendo en realidad (la señora de la caja dos estuvo hasta que yo me fui, así que ví pasar tres personas, incluyéndome, en lo que ella terminaba). La cajera muy amable y trataba de hacer todo lo más pronto para avanzar la fila, pero por más que lo intentaba, la fila paso de ser de tres personas cuando yo entre a como 12 cuando salí.

Y eso es solamente en esa sucursal, sí yo les contara de los dramas que he presenciado por la discriminación de las filas de clientes y no clientes en Bancomer, o las eternas esperas en Banamex (que por lo menos tienen sillitas para esperar, porque me ha tocado tener que esperar hasta 60 turnos en la sucursal de Plaza Universidad).

De verdad ir al banco resulta en una pérdida tan grande de tiempo y esfuerzo que yo por eso guardaba mi dinerito en el cochinito, claro que ya me absorbió la modernidad y tengo mi cuenta de Scotiabank. Y está allí por dos grandes motivos:

1.- Está a tres cuadras de mi casa.
2.- Tienen sillones y televisión.

Sean felices.

La memoria

Todos los días pienso en algo nuevo que escribir aquí, algo con un título gracioso, algo trascendente. Pero obviamente no siempre puedo escribirlo. El problema está en que ahora no recuerdo nada de todo aquello que ya tenía imaginado... así que por el momento solo me quejare de mi memoria, que puede recordar cosas totalmente inútiles pero no me ayuda en lo que realmente quiero (bueno, no siempre es así, en general es muy buena y funciona más o menos correctamente).

Mientras me acuerdo de lo que iba a escribir, buscaré las llaves de mi madre que se perdieron (y que por alguna extraña razón yo tengo la culpa, aunque la última vez que las toqué fue hace tres días y ayer todavía ella las tenía) y trataré de recordar que siempre debo guardar mi libretita en la bolsa para anotar todo lo que se me ocurre de pronto...

Sean felices.

viernes, 24 de agosto de 2007

I love Miau


Tengo un gato, es un encanto. Sé que a mucha gente no le gustan los gatos, pero a mí me fascinan. Cuando lo encontré estaba en una jaulita afuera del veterinario a una cuadra de mi casa, era un bebé como de 3 meses.

Antes había tenido un gato blanco que se llamaba Yago, era hermoso, pero demasiado agresivo y atacaba cualquier cosa que se moviera, incluidos los invitados a quienes atacaba como sí fuera un tigre blanco, saltando desde la escalera o mordiendo los talones por abajo de los sillones. Estuvo con nosotros por solo un año hasta que un día, simplemente no volvió. El asunto es que aunque mi mamá siempre juró que no le gustaban los animales, adoraba a Yago desde el momento en que lo traje, y sufrió mucho cuando desapareció. Fue así como comenzó la búsqueda por un nuevo gatito para la casa.

Poco después apareció Puck, atrapado en un tubo de PVC en el jardín de Lola, una amiga. Recuerdo esa tarde, Sab me llamó a avisarme que el pequeño Puck estaba atrapado en el tubo y no lo podían sacar porque a Lola le daba miedo que la arañara y a Sab le dan miedo las arañas... y obvio había arañas en el tubo. Así que fui a sacar al bebé del tubo. Estaba histérico, muerto de miedo. Había escalado una pared de frontón (la única forma de entrar al jardín por la parte de atrás) y por eso le faltaban varias garras, además de que estaba extremadamente nervioso. Cuando lo sacamos y se tranquilizó, lo traje a casa en lo que Sab hacía arreglos para llevarselo, pero tuvo que irse antes de lo planeado porque después de tres días, mi mamá ya no estaba dispuesta a dejarlo ir. Todavía veo a Puck, es mi sobrino y lo adoro, creció para ser un gato enorme y con unos hermosos ojos color turquesa. Aún es muy nervioso pero en general es un gato encantador.

El caso es que era el segundo gato que mi mamá perdía y estaba cada vez más triste, así que Sab y yo estabamos pensando que la mejor opción sería encontrarle una gatita porque son más hogareñas y cariñosas, pero justo estabamos en eso cuando pasamos enfrente del veterinario y lo ví, con sus enormes ojos amarillos y un maullido suave, casi como un susprio. Me acerqué, metí el dedo a la jaula y lo primero que hizo fue olerlo, para luego tallar su cabeza contra mi dedo para que lo acariciara. En ese momento me ganó. Como era un gatito de la calle que habían ido a botar allí el veterinario me lo regaló.

Pero llevarlo a casa no iba a ser tan fácil, mi mamá ya no quería más gatos, ya no quería seguir sufriendo con que se salieran toda la noche y quién sabe si iban a regresar. Así que fuimos al super a comprar la caja de arena, comida, platitos, arena y un collar para decír que me lo había regalado Tato (quien tiempo después se convertiría en mi cuñado, pero en ese momento era solo un amigo al que mi mamá apreciaba mucho).

Llegar con el pequeño a la casa no resulto tan malo. Pronto nos dimos cuenta de que es un gato extremadamente meloso, que le encanta la vida en casa y que lo apapaches. Decidí ponerle Hamlet, porque solo se hacía el loco cuando le hablaba, pero mi mamá le decía Babas... y como llegaba todo el tiempo a maullar por cualquier cosa, algo como un "ponme atención a mí y solamente a mí", yo empecé a decirle Miau de cariño... así que ahora tengo un gato que se llama Miau y de cariño le decimos Babas.

Poco después descubrimos que Miau tenía un amigo, un hermoso gato cartujo, ya viejito, con collar amarillo, que venía por el todas las mañanas para irse a pasear. Comían juntos, jugaban juntos y varias veces cachamos que Miau lo había invitado a dormir en nuestras camas. Desafortunadamente el Amigocho, como le llamabamos al cartujo, llegó un domingo al jardín y se tiró a agonizar. Alguien lo había envenenado y lo último que hizo fue ir a buscar a su amigo, Miau. Ese día el veterinario lo durmió porque ya estaba muy mal y no había forma de salvarlo. Se que sí se hubiera podido salvar ahora tendría dos gatos, pero al menos tuvo una vida feliz, e hizo feliz a mi Miau.

Algun tiempo después apareció otro gatito blanco, rogando por ayuda en la puerta de mi casa, se veía que había tenido collar por las marcas en su pelaje. Había un grupo de perros buscandolo. Le dí refugio muy a pesar de Miau, a quien obviamente no le gustó que hubiera un intruso. Pero al día siguiente resulto que el gatito blanco era gatita, y estaba preñada. Al parecer los dueños, al descubrir que iban a ser abuelos sin quererlo, la fueron a botar al parque, y tuvo la suerte de toparse conmigo y mi corazón de pollo. Duquesa (le puse así por los Aristógatos) estuvo con nosotros tres días, comió y descanso en una caja adaptada en el garage con periódico y telas para que no tuviera frío y pudiera dar a luz. Pero una mañana simplemente se fue, supongo que regresó a su casa, a pesar de que es de donde la echaron. Ojalá sus dueños hayan aprendido la lección y recibido a esta hermosa gatita blanca de ojos azul obscuro y ahora sea feliz.

Este julio, calculamos que Miau cumplió 6 años humanos. Debe tener alrededor de 40 años gatunos, y sigue siendo el bebé consentido de la casa, duerme en nuestras camas y sigue maullando por atención constantemente. Adoro a mi gato, y por eso quiero invitar a todos a participar en la campaña de adopción de animalitos abandonados. Hay un refugio donde los reciben y cuidan en lo que encuentran una familia que los quiera y cuide. Está por Perinorte, el teléfono es 2602 1781. Ojalá pudieramos darle una vida feliz a todos esos perros y gatos que no pidieron estar aquí, que nacieron porque los dueños no tuvieron el cuidado de operar a sus mascotas o porque fueron abandonados por personas que ya no quisieron hacerse cargo de ellos.

Sean felices (y hagan su vida más feliz con una mascota).

martes, 21 de agosto de 2007

Yo, cuatrojos.

La migraña y yo eramos viejas conocidas... de un tiempo acá era un encuentro diario, hasta que me cansé y fui a un oculista. Resulta que aunque no tengo casi nada de graduación, mi ojo derecho es flojo. Tengo que aceptar que es un concepto algo chistoso, un ojo flojo. Pero por culpa de su huevones, mi ojo izquierdo la estaba pasando muy mal y por eso me daban los dolores. Era como si se inflamara todo el ojo y fuera una canica dentro de la cuenca.

Así que por fin ayer recogí mis nuevos lentes. Tienen antireflejante, y se hacen obscuros para no tener que andar cargando los lentes obscuros y todo eso. Fue extraño levantarme y ponermelos, pero hasta el momento me siento bastante bien con ellos, no me duelen los ojos, no me han llorado, y no me ha dolido la cabeza a pesar de que estuvimos ayer frente a la tele viendo los 4400 como por 5 horas seguidas. Irme a dormir sin sentir que la cabeza me iba a estallar fue algo bonito.

Ahora solo tengo que cuidarlos, no sentarme en ellos (cosa que acostumbro hacer con mis lentes de sol), no perderlos ni romperlos. Me pregunto como le hacen con los niños pequeños que necesitan lentes, que corren y juegan. En fin, ahora soy toda una cuatrojos pero al menos ya no me duele la cabeza.

Por eso recomiendo que sí tienes dolores de cabeza constantes, los ojos te lloran o te pican, y definitivamente no recuerdas la última vez que dormiste sin sentir que la cabeza o algun ojo te estallaba, ve a ver al oculista, puede que como yo solo tengas .75 de astigmatismo, pero el cambio es una verdadera maravilla. La salud es primero.

Sean felices.

sábado, 18 de agosto de 2007

Auxilio, otra llamada del banco.

Hoy es sábado, día en que supuestamente podemos dormír y descansar. Pero eso no sucede. No porque tenga muchas cosas que hacer, a fin de cuentas la ropa para lavar no va a desaparecer, ni los trastes, ni el polvo (de vez en cuando juego al ama de casa). El problema es que desde las nueve de la mañana he estado recibiendo llamadas de los bancos para vender de todo, tarjetas de crédito, de débito, seguros de todo tipo y demás productos bancarios y crediticios. El asunto es que no hay día de la semana en que no estén llamando, por más que se les dice que no. Llaman todos los días, desde temprano, incluso en domingo.

Yo entiendo que estas personas les pagan por estar llamando, por vender los productos, que tal vez su único sueldo viene de las comisiones, pero ¿por qué insisten en llamar desde tan temprano en fin de semana? ¿Acaso reciben un bono por cada persona que despierten? Por más que se les dice que no está uno interesado siguen llamando, a veces hablan cuatro o cinco veces del mismo banco para ofrecer exactamente lo mismo.

Sí alguien conoce la forma de evitar que te estén llamando constantemente para vender cosas que no quiero ni me interesan, por favor avísenme.

Sean felices.

martes, 14 de agosto de 2007

Yo, freak.

¡Ah, la adolescencia! Esa terrible época de la vida en la que uno no sabe ni quién es, ni lo que quiere, ni a dónde va. Donde casi toda la población parecemos saco de papas mal amarrado gracias al desarrollo. Con la ya común lucha contra el acné (yo todavía no me libro totalmente de él)... suertudos aquellos que crecieron rápido y para los 15 ya estaban más o menos normales. Habemos algunos que no tuvimos tanta suerte y nos desarrollamos con algunas dificultades, como crecer demasiado en muy poco tiempo y por lo tanto tener que aprender a ser un centímetro más largo de brazos o piernas al día, lo cual lo convierte a uno en un ser con una pésima coordinación, o luchar con una piel mixta y un cabello rebelde, por no mencionar cambios hormonales y de humor, entre muchos otros maravillosos cambios en general.

Pero de lo que voy a hablar hoy es de como durante este periodo, se define lo que serás el resto de tu vida. Estuve en una generación pequeña, en una escuela pequeña, y la mayor parte de todos nosotros nos conocíamos desde el kinder o, cuando mucho, la primaria, así que desde niños eran ya muy claros y definidos los grupos sociales. Solo hubo un problema, yo no encaje nunca en uno de ellos, reboté de aquí para allá durante toda mi adolescencia, y jamás me sentí realmente integrada a ninguno, al grado que la canción con la que más me identifiqué durante esa época era "Creep" de Radiohead.

El otro día, alguien me dijo "nerd"... obvio fue en un foro de internet, pero creo que no cuadro dentro de ese arquetipo. ¿O será que mi idea de nerd es totalmente diferente? Fui incluida en ese grupo, según esta persona, por mi obsesión con Harry Potter, por haber ido a comprar el libro el día que salió a las 12, por haberlo leido en un fin de semana (de hecho fue mucho tiempo para mi gusto)... pero aun así, sigo pensando que no encajo en el grupo nerd. En wikipedia aparece que según el Merriam-Webster, la definición de nerd sería: una persona sin estilo, no atractiva y/o socialmente inepta; especialmente aquella persona cuya única meta es alcanzar altos estándares intelectuales o académicos. Tal vez hubiera aplicado durante algún tiempo, realmente mis habilidades sociales eran muy malas, por lo menos lo fueron hasta que entré a la universidad, pero tampoco nunca fui la mejor estudiante, de hecho no me importaba mucho la escuela y era más bien mediocre en ese aspecto, hasta que entre a la universidad. También hubo otra época en la que no era especialmente bonita o atractiva, aunque despúes tuve una breve carrera de modelo y aprendí a sacarle partido a lo que tengo. El caso es que no creo encajar en el grupo nerd.

Están también los deportistas, y ahí encajo menos... mi máximo acercamiento al deporte fue cuando intente jugar football en la universidad y por muchas situaciones personales terminé mandando al head coach y al equipo al diablo, junto con los entrenamientos... correr y sudar no es para mí. Quise ser porrista en la secundaria, pero por algún motivo que ya no recuerdo, ni siquiera me presente a la prueba, de eso sí me arrepiento, pero ya ni modo. Pero en general, los deportes estan muy bonitos en la tele y desde la comodidad de mi sillón.

Tenemos también al grupo de intelectuales, que leen cosas que nadie más lee, que discuten temas filosóficos y cosas por el estilo... cosa que tampoco me termina de convencer. No tengo la cultura para ser intelectual, ni el carácter... se muy poco de muchas cosas, pero usualmente no profundizo en un tema. Así que básicamente soy demasiado light para ser intelectual pero demasiado culta para ser superficial... así que vivo en el limbo en ese aspecto.

Los fresas, los populares, la "nobleza" de la preparatoria... definitivamente no. Me visto según se me pegue la gana vestirme, sí pudiera, andaría de botas o tenis todo el tiempo, me gusta el rock pesado y las películas violentas. Aunque tengo mis placeres culpables y puedo soportar bastante el pop, no es algo que escucharía diario, mucho menos compraría un disco. Salir a los antros, ni soñarlo. De adolescente iba a Fixion y al Bulbo a oír rock y hacer head banging. Y la única vez que terminé trepada en una barra bailando las coreografias de OV7, fue porque tenía más de media botella de alcohol en la sangre. Además, en cuanto a posición económica, tampoco hubiera podido aguantarles el paso. Con los años me he vuelto un poco más femenina, pero no por mucho tiempo, el caso es que simplemente se que no soy como ellos, ya lo viví en la preparatoria y era muy obvio que yo no pertenecía allí. En la universidad yo era la fresa, pero eso tiene más que ver con el hecho de que estaba en la UNAM y venía de una escuela privada que con mi personalidad.

Soy demasiado excéntrica para ser X, y demasiado inadaptada para pertenecer a un grupo. Tengo gustos raros y me clavo con las cosas, pero no por mucho tiempo. Me visto segun mi estado de ánimo, aunque prefiero colores obscuros como el morado y el negro, pero tengo mucha ropa rosa porque se que es un color que me queda bien, conozco bastante de maquillaje y en general me encanta arreglarme, pero en un estilo que no podría definirse totalmente, es muy a mi gusto. En general me la paso brincando de una personalidad a otra, a veces medio dark, otras demasiado fresa, luego nerd, incluso ahora hago algo de ejercicio. Dice Sabina que mi alimentación es de niño (como tacos, garnachas, carne, comida chatarra, etc), pero estoy obsesionada con mi peso y mi talla. Estoy segura de que tengo un cromosoma Y de más por allí porque prefiero hacer carpinteria que reposteria. Me gustan los coches y las motos, pero al mismo tiempo soy fan de las películas y novelas rosas, con finales felices. Odio las faldas y los vestidos pero tengo varios colgados en mi closet, que guardo para ocasiones especiales. Me chocan los tacones pero fui modelo. De hecho varias veces he llegado a la conclusión de que debería existir el grupo de los camaleones, que depende a donde vayamos es como nos vemos y nos comportamos.

Tal vez no tenga estilo, pero tengo una personalidad la cual he ido adaptando conforme pasan los años. De hecho, durante la secundaria, casi no tenia amigos, no me llevaba bien con casi nadie, y con mis pocas amigas me peleaba a cada rato... entre primero de secundaria y sexto de prepa pase de nerd a clavada del vampirismo, luego a X y a chola para terminar siendo fresa wannabe (no se me daba mucho, lo se)... pero jamás me encontré realmente. De hecho, todavía no me encuentro, pero ya no me importa... no encajo en ningún grupo, pero tampoco soy inadaptada social. Simplemente soy rara, soy freak, y me gusta así.

Sean felices.

lunes, 13 de agosto de 2007

Vitus o el cine que nadie ve


Mi madre está de vacaciones, lo cual significa que ya tiene varias actividades planeadas por los próximos días. Entre esas actividades estaba ir al cine a ver una película suiza llamada "Vitus". Al principio no estaba yo muy contenta con la elección cinematográfica, pero al final, terminamos en Cinepolis de Universidad para verla. Eramos cuando mucho 15 personas en el cine, y según mi mamá, cuando la estrenaron hace dos semanas, estaba en 5 salas, ahora solo está en 3.

El punto de todo esto es que me fascinó la película. Divertida, interesante, con un excelente tema, la música es soberbia (sí te gusta la música clásica por supuesto) y en general puedo asegurar que es una de las tres mejores películas que he visto este verano.

Generalmente, la idea del cine europeo no es muy atractiva, sobre todo porque las películas tienden a ser totalmente diferentes a lo que acostumbramos ver. Usualmente se piensa que el cine europeo es cine de arte, que es lento, aburrido, o complicado. Pero Vitus es un excelente ejemplo de que puede ser tan divertido como cualquier película comercial hollywoodense.

Sí tienen la oportunidad, vayan a ver Vitus... prometo que no se van a arrepentir.

Sean felices.

viernes, 10 de agosto de 2007

Yo fumo... tu fumas?


Estábamos Israel y yo fumandonos tranquilamente un cigarro hace algunos días cuando me preguntó:

¿Te acuerdas de cuando te fumaste tú primer cigarro?


Fue cuando me dí cuenta de una realidad nada agradable: llevo tantos años fumando que no recuerdo mi primer cigarro. Tengo algunas imágenes vagas de irme a caminar por calles poco transitadas para poder fumar en paz cuando empezaba. Lo que sí recuerdo es que aprendí a darle el golpe en segundo de secundaria, en esos interminables cafes en el Vips de Observatorio. Cuántos de nosotros aprendimos a fumar allí caray.

En fin, sacando números de un modo muy aproximado (porque la verdad es que soy sumamente inútil para esto de las cuentas), sí en vez de fumarme todo ese dinero lo hubiera ahorrado ahorita tendría una cuenta con al menos 5 cifras en el banco. Pongámoslo así: yo fumo un promedio de 5 cajetillas a la semana, cada cajetilla cuesta 20 pesos (disculpen, pero sí no le hago así, me confundo yo solita) 5x20= 100 pesos a la semana, 400 al mes, 400x12= 4800 al año...
Bueno, tal vez no parezca tanto dinero... pero sí lo juntamos por los últimos 10 años son 48,000 pesos... claro que como no soy economista ni contadora ni nada de eso, no estoy tomando en cuenta la inflación, el cambio de precios ni nada de eso... y no me interesa tomarlo en cuenta, solo estoy reflexionando sobre lo que gastamos en cigarros día con día.

Lo mejor/peor es que lo disfruto, disfruto cada cigarro, me encanta fumar y hechar humito cual locomotora... Pero esto para nada quiere decir que este a favor de promover el cigarro, mucho menos de apoyar que los menores de edad fumen (yo empece muy chica y no creo que sea la mejor opcion). Ahora que tampoco tengo cara para decirles "no lo hagas".


Soy fumadora, me gusta y lo disfruto... un cigarrito?


P.D. Por favor no respire mientras estoy fumando.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Demasiada tecnología


Acabo de darme cuenta de algo... estaba yo viendo otros blogs y me cayó el viente de que no tengo ni la más remota idea de cómo usar esta cosa llamada blog. Ya averigué como poner fotos (obviamente), pero todavía no se como hacer links, o poner videos... o hacer que mi blog este todo morado y bonito, con imagenes de fondo y cosas así. ¿Para qué diablos sirve eso de "etiquetas de esta entrada"? Y editar en HTML, bueno, ni en mis sueños más guajiros. Pero total, hechando a perder se aprende. Voy a seguír averiguando...

De psicólogos y loqueros

Del 4 de Septiembre de 2006.

Hace mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana llamada el pasado, los psicólogos no existían en la vida de las personas, estaban en sus hospitales atendiendo a los loquitos, pero no se metían en la vida de la gente "normal". Sí tenías un problema, acudías a tu guía religioso (cura, pastor, rabino, etc.) o lo platicabas con tus amigas o amigos, o de plano te lo guardabas porque las cosas tenían que ser así.

Pero de un tiempo para aca, ir al psicólogo es de lo más normal. De hecho, si no estas en terapia, eres raro... Yo creo que por primera vez fui a una psicóloga a los 13 o 14 años, y fui por voluntad propia (contra lo que usualmente pasa con los adolescentes, a quienes tienen que arrastrar a sus consultas). Después de eso, he pasado por varios consultorios, solo para descubrir que no importaba cuanto pagara, nadie me iba a resolver la vida, y basicamente era lo que yo quería, que me resolvieran los problemas, que me dijeran que hacer o que de perdida me dieran un consejo. Pero no, han de quedarse allí sentados preguntandote... Será que no fui a la terapia adecuada, pero al final, despues de 5 años de estudiar teatro, decidí que no necesitaba un psicólogo, necesitaba ponerme los pantalones y dejar de hacerme telarañas mentales (y de paso proyectar mis traumas en las obras que montaba y los personajes que hacía para sacarlos de mi sistema).

Luego, mientras trabajaba en Azteca, el director del programa decidió recomendarme a su psicólogo, que muy bueno... porque, según él, yo tenía problemas de adaptación y conducta. Fue lo peor, fui a una consulta, llore, ya saben, lo de costumbre, pero la siguiente consulta se me hizo tarde y no pude llegar ni avisarle... con la sorpresa de que el doctor en vez de hablarme a mí para ver que habia pasado, le llamo a su amigo para reclamarle que no llegue. Hasta donde recuerdo, al otro le valia madres si habia ido o no... y el doctor pues ni modo, que lastima, no siempre puede uno ir. Obvio nunca regrese, para qué quería volver a ver a un idiota que me acusa con su amiguito como sí tuviera 5 años.

De nuevo, el tiempo me hizo comprender que mis problemas de conducta en Azteca se debían a que me valia un cacahuate quien fuera, nunca tuve la mala costumbre de ser una dejada, y eso no les caia muy en gracia a muchos seres con un complejo de inferioridad tan grande que se sentían superiores, y que usualmente se encontraban en puestos con algo de poder gracias a su capacidad de lamer botas, por no decir otra palabra más fea, pero uno que hace las cosas por el camino difícil, obvio no llegaba a esos puestos. Para el caso, una vez más, el psicologo no sirvio para nada y yo sigo tranquila y feliz, llorando mis penas con mis amigas, platicando con mi novio y de vez en cuando, consultando con mi mamá (a fin de cuentas la adolescencia es una enfermedad que se cura con el tiempo).

Hoy fuimos a ver a una neuropsicóloga para que mi novio hiciera varias pruebas de memoria y cosas de conducta... y fue cuando descubrí porque a la gente le gusta ir al psicólogo... para hacer las pruebas y los test. Siempre es divertido ver tus resultados. Así que la próxima vez que vayas a tu terapia, mejor invierte un cafesito que sale mucho más barato y comprate una revista con test.

Sean felices.

P.D.: A todos los psicólogos que conozco y son mis cuates, ya saben que no es con ustedes, solo fue una reflexión de mi experiencia personal.

martes, 7 de agosto de 2007

La pregunta

Esto lo escribí el 18/02/07, pero se me hace bastante valido todavía.

Hoy estaba viendo una de las series a las que me he vuelto adicta, Grey's Anatomy, cuando pasaron un comercial de Desperate Housewifes en el que el personaje de Terry Hatcher le dice al galán en turno (ni idea de quien sea, no veo la serie) "algunas personas han estado con muchas personas, otras han estado con pocas" y el galán se queda pensando y hace la terrible pregunta:

"¿Tú con cuantos hombres has estado?"

Fue cuando me di cuenta de algo... es una pregunta sumamente incómoda y muy molesta. ¿Por qué lo digo? Pues muy sencillo, es una pregunta torturadora para ambas partes. Una vez formulada lleva a la siguiente pregunta, tal vez no inmediatamente, pero tarde o temprano va a aparecer:

"¿Y cómo era(n)?"

Sé que a algunas mujeres les vale decirlo o contestar con un sencillo que te importa, pero a la mayor parte de nosotras nos molesta en sobremanera que lo pregunten. No porque no tengamos confianza en nuestra pareja, o porque nos de pena, ni que fuera el siglo XIX y este mal visto que una mujer tenga decisión sobre su vida sexual y haga con sus calzones un papalote si se le da la gana (aunque en una sociedad como la nuestra, todavía en muchas partes no es algo aceptado, de hecho es algo muy condenado).

Pero volviendo al tema... entiéndalo, es una pregunta molesta porque lo único que pasa es que el hombre va a empezar a darle mil vueltas al asunto y a preguntarse sí es tan bueno como los otros, como lo tenían, que hacían, si ella era más feliz y un montón de chaquetas mentales más. En el caso de la mujer el miedo a la crítica, a que en algun momento salga en cualquier pelea estúpida una recriminación por su "tormentoso pasado", o que simplemente el hombre en cuestión llegue a pensar que es una zorra (porque las putas cobran, esa es la gran diferencia), es un determinante a la respuesta que va a dar. De hecho creo que da pie para pensar que nuestra pareja esta buscando algo que no debe buscar.

Hombres, amigos, compañeros... de verdad... es una pregunta que deben guardarse, evítense la pena de una respuesta que no quieren escuchar, evítense el estar dándole vueltas al asunto y dejen que sus mujeres sean felices con sus pequeños secretos, de todos modos es muy facíl mentir y ustedes tambien tienen cola que les pisen... y eso aplica a ambos géneros sin importar preferencia sexual. El caso es que mi más sincera recomendación es que hay algunos temas que deben quedarse en la obscuridad. Pero esto no quiere decir que no haya comunicación, es simplemente que por salud mental de ambos, dejen ciertas cosas en el silencio para evitarse a la larga torturas mutuas o recriminaciones innecesarias.

Chicas, se lo que se siente, se que a muchas de ustedes no les importa, pero a las que sí les molesta la pregunta, es mejor que cuenten hasta diez, respiren profundamente y busquen una manera diplomatica de salirse del asunto para evitar herir tanto a sus parejas como a ustedes mismas con algunos recuerdos que muchas veces quisieramos olvidar. Porque también va del otro lado... las mujeres también somos curiosas, y somos sumamente competitivas en muchos aspectos. De hecho, es hora de aceptar que el 95% de las ocasiones no nos arreglamos para que nuestro hombre nos vea bonitas, sino para que las demás mujeres nos vean. Pongamos un ejemplo, una salida al antro... pasas horas, pero no estas pensando al cien como te va a ver él, estas preparandote para todas las otras mujeres que van a estar allí, mostrando sus mejores ropas, su cabello, su maquillaje... ir al baño es una verdadera tortura, por eso vamos en grupo, para apoyarnos contra las críticas del otro grupo de mujeres que estan allí. Entonces, cuando tengan ganas de indagar en el pasado de sus parejas, mejor abstenganse y no se pongan a pensar si ella tenía las boobs más grandes o el trasero más firme o menos celulitis, o sí sabía hacer trucos que dejan al kama sutra como libro de cuentos infantiles.

En conclusión, la pregunta incómoda debería ser prohibida en cualquier relación. Cada quien hizo lo que hizo y ya no hay marcha atras. El pasado no se borra, nos va a acompañar siempre y solo nos queda aprender a vivir con el recuerdo. Así que evitemos conversaciones incómodas, no hagamos la pregunta y recordemos que lo que no fue en tu año, no fue en tu daño.

Sean felices.

lunes, 6 de agosto de 2007

Un sitio más


<-- Esa de la foto soy yo, y este es mi nuevo blog que se llama "Un sitio más".

¿Por qué nombrar mi blog "Un sitio más"? Es muy sencillo... todo empezó hace como 10 años, cuando abrí mi primera cuenta de correo en hotmail. Desde entonces he tenido varias cuentas, aunque he conservado esa primera cuenta y ahora tengo mi gmail.

El asunto es que tengo hotmail, tengo gmail, tuve aol, yahoo, un servidor raro que te dejaba elegir el dominio (el mío era @licencetokill.com). Mi primera página estuvo en geocities, luego el msn space, despues my space, despues hi5 y ahora un blog. He usado ICQ, yahoo messenger, msn messenger, ahora uso windows life messenger, también tuve aol messenger y por supuesto, me comunico con el gmail chat. Todo esto sin contar los foros y páginas a las que me he suscrito en 10 años. Aunque a la única a la que le sigo poniendo atención realmente es hi5, y hasta tengo varias cosas publicadas allí, en mi diario.

Pero aceptemos algo, nadie le hace caso a los diarios de hi5, y lo que escribo allí es para compartirlo, así que por eso decidí hacerme de un sitio más, un blog, algo exclusivamente para dejar salir a mi escritora frustrada de vez en cuando... Escribo porque quiero que me lean... sí solo fueran ganas de escribir por hacerlo, tengo muchos cuadernos en blanco para ese fin, pero como tengo ganas de compartir lo que pienso, siento y opino, pues mejor un blog. A ver como me va.

Mi mail está disponible para recibir críticas constructivas, comentarios, opiniones y felicitaciones. No contesto correos agresivos, insultos, ni estupideces en general. Con calma completaré mi perfil, pero para más información, esta mi hi5.

Sean felices.